¡Lindo el
pájaro criollo!
Salud, amigo hornero.
¿Otra vez por el pago?
Y ... ¿cómo le va yendo?
Otra vez por
el pago
luciendo los aperos
y a poner en el rancho
la gracia de su ingenio.
Aproveche la
altura
del palo de telégrafo,
que a usted, como buen criollo,
le ha de gustar ver lejos.
A usted que no
le hablen
de tirantes de hierro,
ni de cemento armado,
ni de techos de yeso.
Ni plano
necesita.
¡Si ha nacido arquitecto!
Que más saben los pájaros
que muchos sabios viejos.
Con barro que
ha amasado
un chaparrón a tiempo,
con unas cuantas pajas
y nada más que eso,
¡qué ranchito
más tibio
será cuando esté hecho!
Qué alegría más grande
llenarlo de polluelos,
que serán como
el padre
valientes, tesoneros,
como la madre tiernos,
como los dos, horneros.
Ida Réboli
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