martes, 12 de marzo de 2013

Gatos



Gatos, gatos y gatos y más gatos
me cercaron la alcoba en que dormía.
Pero gato que entraba no salía,
muerto en las trampas de mis diez zapatos.

Cometí al fin tantos asesinatos,
que en toda Roma ningún gato había,
más la rata implantó su monarquía,
sometiendo al ratón a sus mandatos.

Y así hallé tal castigo que no duermo,
helado, inmóvil, solo, mudo, enfermo,
viendo agujerearse los rincones.

Condenado a vivir viviendo a gatas,
en la noche comido por las ratas
y en el amanecer por los ratones.

R. Alberti
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miércoles, 6 de marzo de 2013

Los dos ánades y el galápago




Dicen que en una fuente había dos ánades e un galápago, et eran amigos por la vecindat que era entre ellos. Desí vino el tiempo que les menguó el agua e secóse la fuente. Cuando esto vieron los ánades acordaron de mudar se de aquella fuente a otra do había mucha agua e a do serían viviosas. Et vinieron para el galápago e despidiéronse dél e dijéronle: “Queresmo nos ir deste lugar, porque nos falleció el agua.” Dijo el galápago: “A vos non falleció el agua, que podedes ir donde quisierdes, mas a mí mezquino falleció, que  non puedo ir convusco nin puedo guarecer sin agua. Ende vos ruego que catedes algúnt consejo cómo me podades levar convusco.” Dijeron ellas: “Nos non le podemos facer si non os ficieses tal conveniecia que cuando te leváremos e te viere alguno e fablare, que non le respondas.” Dijo él: “Así lo faré. Pues ¿en cuál guisa podría ser que me levásedes?” Dijeron ellas: “Morderás tú en medio de un fuste, e travaremos nos de los cabos dél, et levarte hemos.” Así plogo desto al galápago, et levároslo volando por el aire; et viéronlo los homnes e maravilláronse, e dijeron: “Vez qué maravilla. un galápago entre dos ánades que lo lievan en el aire.” Cuando el galápago oyó esto dijo: “Que vos pese.” Et, en abriendo la boca para fablar, cayó en tierra et murió.

(Calila e Dimna)
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